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jueves 5 diciembre 2024

El papa Francisco cambia tradiciones milenarias de la Iglesia y deja de nombrar cardenales en las grandes ciudades de Italia

Ya hay seis sedes cardenalicias sin nuevos purpurados, incluida Florencia, donde nombró arzobispo a un misionero.


Roma podría ser la siguiente. ¿Por qué?

El papa Francisco está cambiando tradiciones milenarias en Italia, el país donde se implantó el catolicismo en el mundo. La última causa desconcierto. En Florencia ha elegido un misionario con un fuerte perfil social como arzobispo y jefe de la diócesis, como ya ha ocurrido en Génova, Turín, Palermo, Nápoles, Milano y Venecia donde tampoco ha creado nuevos cardenales. La mismísima Roma, sede del Papa obispo como heredero de San Pedro, podría ser la próxima.

Al parecer Francisco no espera nombrar nuevas púrpuras en estas sedes cardenalicias tan importantes.

Con el retiro del cardenal Giuseppe Betori por años de servicio, el pontífice oficializó el nombramiento de un párroco florentino con un largo pasado de misionero en África, el padre Gherardo Gambelli, hasta ahora sacerdote de la iglesia de la Madonna de la Tosse en Florencia.

Nacido en 1995 en Viareggio, don Gherardo (en Italia el “Don» precede al nombre de los curas) fue consagrado en 1998. Desde 2011 al 2022 fue misionero en Ciad, África, y regresó el año pasado incorporándose a una parroquia.

Los criterios de elección del pontífice parecen preferir las experiencias importantes en el terreno social, misionero y pastoral. Religiosos o párrocos diocesanos.

El pontífice argentino ha demostrado desde el comienzo de su mandato alergia a los antecedentes académicos importantes, a las extensas publicaciones y a los recorridos teológicos, prefiriendo a los anónimos de fuerte vocación pastoral.

«El olor de las ovejas»
“El pastor debe tener el olor de las ovejas”, ha reiterado Francisco en numerosas ocasiones, para hacer comprender “la necesidad de un cambio en la Iglesia para acercar a la gente simple, las periferias y a los destinos de los que no tienen voz en la sociedad”, escribe el matutino “Il Messaggero”.

La decisión del Papa de no nombrar cardenales en las cabeceras eclesiásticas de las regiones italianas tradicionales exalta la decisión de Jorge Bergoglio de haber nombrado en Bolonia al cardenal Matteo Zuppi, a quien hizo también presidente de Conferencia Episcopal Italiana.
Zuppi, considerado un «bergogliano de fierro”, es romano y figura hoy como el candidato más probable a suceder al Papa.

Todos se preguntan si el destino de Florencia y las otras seis sedes ex cardenalicias en Italia, que a Roma le pueda tocar también el mismo destino. No hay lugar más importante para la Iglesia que Roma, que tuvo a San Pedro, que era párroco en la capital del Imperio Romano y fue el primer Papa nombrado por la asamblea de todos los párrocos, el gran precedente del Cónclave.

En Roma, el cardenal Angelo De Donatis, ex párroco de la Iglesia de San Marco en plaza Venecia, ha sido transferido a la Curia Vaticana y nombrado jefe de la Penitenciaría Apostólica.

Francisco habría dispuesto que en el futuro será el obispo viceregente el que llevará adelante el trabajo de la diócesis del cardenal vicario, como ha sido siempre en el pasado.
En la constitución apostólica Ecclesiarum Comunione, el Papa estableció que la figura del Vicegerente deba considerarse en todos los efectos como el vicario del Papa.

En artículo dos del reglamento para el personal del Vicariato está escrito que “el cardenal vicario y el Vicegerente, son los vicarios del Santo Padre”, que es ante todo obispo de Roma.

La vaticanista de “Il Messaggero”, Franca Giansoldati, escribe que “con estas premisas, quizás Roma podría no tener más cardenales en el futuro”

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